sábado, 16 de febrero de 2019

to run and hide, a cowardly procedure

¿Qué hago por aquí de nuevo? No tengo ni idea. Las noches de sábado, que me suelen hacer vagar entre lugares dispares, supongo.
Dos años y medio son muchos días. Y qué días.
Al final va a ser verdad que echo de menos dejarme caer por aquí. Siempre es lo mismo, y me gusta.
Eco eeeecooo.
(cri, cri)
He llegado a la treintena, así a lo tonto. Tengo canas. Unas cuantas ya. Sí, canas.
Me acabo de dar cuenta de que en tres meses caen 31.
Entre medias Doro Pesch me va a volar el cerebro en Madrid. Y quién sabe qué más pasará.
Seguramente cosas guays.
De todas maneras, escribir así en plan adolescente me hace sentir un tanto patética, empecé con este trasto en 2010 y por aquel entonces me valía, pero ahora ya no.
Por cierto, Fangoria acaba de sacar disco y me la pela pero a lo grande. Canciones para robots románticos fue un disco genial, pero esta vez se han columpiado de lo lindo. ¿Trap? Se os ha ido la pinza. Qué puto bajón, chicos.
Extrapolaciones y dos preguntas es un disco de vagos. Homenaje, sí, claro. Menuda mierda de excusa. Esperar tres años para encontrarte con un disco de versiones y dos canciones nuevas (con trap, repito, de por medio) es una patada en las canicas. Una pedazo de cagada, sois unos caraduras y no os merecéis la legión de histéricas histriónicas que os siguen. Vale ya.
Este año Una temporada en el infierno cumple dos décadas. Vaya discazo. Por suerte siempre nos quedará "Me odio cuando miento".
Os juro que no he vuelto para desbarrar. Ni tampoco para hacerme la emo.
Es complicado escribir en un chisme de estos sin sacar las emociones en forma no adolescente. Qué curioso. Igual soy yo, que siempre voy a ser muy Within Temptation aunque vaya con camisetas de Mayhem por la vida. Aunque creo que las dos cosas son bastante emo.
Llego aquí y solo se me ocurre hablar de música. Mirad, hablando en serio, os voy a contar así en secreto que el 2018 fue para mí un año que creo que no se va a volver a repetir jamás. Iron Maiden, Metallica, Sober, Kiss, Ozzy Osbourne, L7, Judas Priest, In This Moment, The Vintage Caravan, Halestorm, Spiders y Joan Jett entre otros cuantos. Cuando pienso en muchos de estos momentos aún me invaden las dudas de si pasó de verdad o si me lo he imaginado. Pero fue muy real, tengo mucha suerte. Yo estuve allí.
¿A quién le puede importar este puñado de palabras tan cutres? A nadie, claramente. Me gusta acordarme de ello, y hay que escribir acerca de aquello que te hace estar feliz. O por lo menos, acordarte de ello todo lo que puedas, para que nunca se te olvide. 
Supongo que lo de seguir hablando como si fuese una adolescente viene de que paso cinco tardes a la semana rodeada de ellos, no me culpéis. 
Aunque ya no se lleva lo de ser un adolescente desolado por la vida. Ahora el Instagram es la medicina del alma.
Me estoy marcando un stream of consciousness en toda regla. Pero de los cutres cutres.
Me despido ya. 
Solo una cosa más: echo de menos a Peter Steele.
Igual vuelvo pronto, pero no puedo prometer nada.





No hay comentarios:

Publicar un comentario