miércoles, 26 de agosto de 2015

10 cosas que se fueron para no volver

Son muchos los momentos en los que nos decimos "¿te acuerdas de...?". A veces son instantes, recuerdos imborrables que pasan a la posteridad por lo que simbolizaron o por cuantísimo nos marcaron. Y otras veces recordamos no sólo momentos, sino cosas. Voy a decir "cosas" en general, porque esta entrada trata acerca de aquello que el tiempo nos arrebató, bien por quedar obsoleto o bien porque, simplemente, desapareció para siempre.

1. Cabinas telefónicas

Los teléfonos móviles irrumpieron en la vida de los mortales como una droga sigilosa y penetrante para nunca más irse. Desde entonces, somos una masa de autómatas pegados a un cacho de plástico, adictos incansables con dificultades para comportarnos como humanos más allá de nuestra pantallita brillante. Las cabinas de teléfono han ido extinguiéndose y ni siquiera nos hemos dado cuenta. Aún recuerdo la primera vez que viajé a Inglaterra y sólo podía comunicarme con mi familia con una sencilla tarjetita desde una de ellas, creyendo que aquello era toda una hazaña. La tecnología nos ha puesto las cosas terriblemente sencillas.


2. Canción del verano

Recuerdo aquel pegadizo temazo (cómo no lo voy a recordar si lo ponemos en todas las cenas) que decía "El verano ya llegó, ya llegó, ya llegó, y la fiesta comenzó, comenzó, comenzó...". Semejante mierda de letra te hacía venirte arriba hasta límites que a mis doce años, no sabía ni que existían. ¿Y ahora qué tenemos? ¿A Ylenia?


3. El Club Megatrix

Los niños y preadolescentes de mi generación siempre recordaremos ese maravilloso programa mañanero en el que se reponían incansablemente episodios de Oliver y Benji, Power Rangers o Pesadillas. Además, los presentadores (aunque en la última etapa los eliminaron y pasaban solamente series) eran de lo más ñoño y entrañable que te pudieras imaginar. También nos acordamos de su equivalente en T5, El Club Disney, que molaba algo menos aunque ponía seriazas como La banda del patio o Pepper Ann.


4. Cintas de gasolinera

Las cintas de cassete desaparecieron en la nada con la entrada de los discman (los cuales yo adoraba), que se extinguieron silenciosamente para dejar paso a las descargas ilegales y a los iPod. Aunque soy muy fan de estos dos últimos, añoro con lágrimas en los ojos aquellos días en los que ir a las gasolineras y bares de carretera con tus padres era mucho más divertido.



5. Columpios de puro hierro

Los niños de los 90 y décadas anteriores crecimos partiéndonos la crisma en esas mortales mini-atracciones que poblaban los parques de las ciudades y los pueblos. Ahora, los parques infantiles están enmoquetados con materiales antibacterias y los críos no tienen ni la más remota oportunidad de llenarse de mierda ni romperse nada. Las cosas se han vuelto muy aburridas.


 6. Pantalones Adidas con cremallera

Yo era adolescente cuando esos malditos pantalones empezaron a poblar el instituto. Además, en los institutos de pueblo la gente es muy aficionada a ir en chándal, haya educación física o no. Así que los Adidas con cremallera estaban muy de moda y los había de infinidad de colores. Ah, y si llevabas la cremallera cerrada, automáticamente te convertías en un pringado. Yo tuve tres.


7. La moneda de veinte duros

Esto es estúpido, porque la peseta desapareció, y aunque nos hubiéramos opuesto hubiera desaparecido igual. Es trágico igualmente, puesto que la moneda de veinte duros era un distintivo de poder, era algo terriblemente simbólico. Se crearon incluso las tiendas de veinte duros, ¡se llamaban así! ¿Y sabéis qué? También han desaparecido.
Sea como sea, si tenías veinte duros en el bolsillo te daba para comprarte veinte gominolas, una revista, o un tupperware. Eras súper poderoso con veinte duros en el bolsillo, te podías pasar toda la tarde en la calle y aún así, traerle la vuelta a tu madre.


8. La Baticao

Que yo sepa, hace algunos años que Colacao perdió la costumbre de mandar en sus cajas grandes una coctelera, batidora, o lo que sea que pueda batir esos polvos maléficos en leche fría (porque si no, ni Rita disuelve eso). Cada año era un diseño nuevo, algo megasorprendente. En verano toca beber esa deliciosa bebida a temperatura témpano, y qué mejor manera de hacerlo que teniendo un cacharro nuevo cada vez con el que poner la cocina como un bebedero de patos. Esos condenados chismes siempre tenían fugas.


9. Friends

Fueron diez intensos años los que esta estupenda serie estuvo en pantalla. Capítulos que te hacían reír y pensar en cómo te las apañarías para poder vivir esas súper aventuras con tus colegas en un pisito en el centro de Manhattan. Sea como sea, eran sueños bonitos y, aunque no vivamos como esos seis, hemos aprendido a pasarlo bien.



10. Puntero láser

Tenía preparada esta entrada desde hace dos días y justo hoy he visto a un niño con uno que me ha fastidiado el final. Hacía años que no veía uno, supongo que por fin los prohibirían (si es que alguna vez no lo estuvieron). Sea como sea, este objeto del diablo te permitía hacer el capullo a docenas de metros de distancia. Y lo mejor venía cuando ponías cualquiera de los cabezales extra, como el de la tía en pelotas. Que me perdonen esos amados lejanos vecinos, porque las noches que les daba eran para haber querido colgarme de un puente.



Me estoy dando cuenta de que últimamente sólo hago entradas con listas de cosas. Es más divertido de redactar y más divertido de leer, seguro. No me he podido aguantar, y como últimamente estoy más nostálgica de lo habitual, se me ha ocurrido esto. Crecer y madurar significa darte cuenta de lo que se queda atrás, y ni siquiera nos percatamos de ello. Digo crecer, pero lo mío es más lo de madurar. Crecer hace mucho que dejé de hacerlo (aunque estoy convencida de que crecí de estatura hasta bien entrada la época universitaria), pero madurar lo haces todos los días.
De esta lista echo de menos el Club Megatrix, creo que es lo que más extraño. Las mañanas de fin de semana pegada a la tele eran un cúmulo de ilusión y de fantasía aunque sólo te pusieran capítulos repetidos de todo. Lo seguiría viendo si aún estuviera en antena, estoy segura. Los niños y adolescentes son los grandes olvidados en la TV de hoy en día (eso suponiendo que la TV atienda las necesidades de alguien), y los chavales pasan de Pepa Pig a Hombres, Mujeres y Viceversa.
Doy gracias por haber pertenecido a la última generación valorada por los medios de comunicación. ¿¿¿¿Y qué ha sido de la Top Disney????


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