Hoy es un día realmente triste. Lemmy ha sido el héroe imbatible del rock al que nadie podía imaginarse decir adiós. Esa opción no existía con Lemmy, su mirada desidiosa y su sonrisa de lado parecían no tener fecha de caducidad.
Yo no me he despedido de él hoy, sólo he escuchado un puñado de canciones de Motörhead y me he puesto su camiseta para acordarme más que nunca de él.
Y he llorado, porque cuando los héroes se van, a los mortales se nos muere un trocito de esperanza.
Gracias por todo. Descansa en paz, Lemmy.
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