Es raro que no les haya dedicado antes un pequeño hueco por aquí, pero los dos últimos años no han sido los mejores en el corazón de este grupo. Continuas idas y venidas, habladurías, la decadencia de una de las bandas más grandes que ha dado este país. Mägo de Oz han sido, son, y me temo que serán (aunque sigo siendo reticente a aceptar tantos cambios) uno de esos grupos que me van a poner la carne de gallina lo quiera o no. A pesar de todo, así es.
La mayoría de los grupos pasan por estas cosas. Gente que viene, gente que se va. Es inevitable. Aún así, es inevitable lamentarse por semejante pérdida. Sin duda, Mägo de Oz ha sido, con sus innumerables himnos a lo largo de su historia, el enganche de muchos jóvenes a la música rock. Yo me incluyo. Y es que hoy en día, nacen nuevas bandas de rock y metal cada día. Cada vez que abrimos una revista, vemos cómo un grupete nuevo intenta hacerse hueco en ese mundo. Lamentablemente, muy pocos lo consiguen. Creo que este país tiene una gran cantera de bandas excepcionales, aunque el hecho de cantar en español a veces es un impedimento a la hora de salir fuera. Hace algunos años no había tantísimos grupos, y eran realmente pocos los que conseguían romper moldes y triunfar. Mägo de Oz fue sin duda uno de ellos.
Hoy en día Mägo no es ni el esqueleto de lo que llegó a ser. Lejos quedaron ya discos como aquel Finiesterra o La leyenda de La Mancha. Los últimos discos, aunque buenos, no reflejaban ya el espíritu de una banda que había puesto a saltar a miles de personas con el puño en alto en conciertos y giras. Cuando me enteré de que Jose dejaba Mägo de Oz me sentí muy, muy triste. No exagero ni una pizca. Aunque nadie es imprescindible, y sin desmerecer a ninguno de los componentes, creo que para la mayoría de fans, el hecho de que Jose se fuera siempre va a suponer una pérdida irreparable. Honestamente, su voz es la única que ha conseguido emocionarme y maravillarme hasta hacerme llorar como una niña.
Hace pocos meses conocíamos al nuevo cantante de Mägo de Oz: Javier "Zeta" Dominguez. Las pasadas navidades tuve la suerte de asistir a uno de los últimos conciertos de Mägo con Jose. Cuando salí, me dije a mí misma que Mägo de Oz se había terminado para mí. ¿Mägo de Oz sin Jose? Para mí era una idea inconcebible. Cuando salieron las nuevas fotos promocionales con Zeta me dejaron indiferente y fría. Yo seguía en mis trece.
Todo esto que estoy contando parece un drama absurdo y lacrimógeno típico de una quinceañera. Puede ser. Pero lo que esta banda ha significado para mí es muchísimo. Después de comprarme el directo Folktergeist hace ya muchos años, aquel ambiente lóbrego y folk del disco me hizo enamorarme perdidamente de su sonido. No sé si para siempre, lo único que sé es que hace un par de días salió en primicia una nueva canción, con Zeta al mando y bueno, no parece estar del todo mal.
Pude disfrutar en tres ocasiones de ellos con Jose al frente en directo. Me he negado durante meses al cambio que significaba una nueva voz en mi banda favorita desde los tiernos e idiotas años de mi adolescencia. Al escuchar esto, esos años han vuelto, y con ellos ha vuelto aquel sonido de los viejos Mägo. No sé si es una ilusión, habrá que escuchar el disco completo. No sé si durará, pero voy a intentar darles una oportunidad más...